24 DE MARZO. MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.
Ya se sentía en el ambiente de la sociedad, fundamentalmente en las grandes urbes, que el gobierno de María Estela Martínez de Perón (Isabelita) no tenía más remedio que la enfermedad, no se podía obviar que el de "Isabel" era un mandato que no tenía legado ni podía tenerlo nunca.
Por JUJUY247.COM
Publicado en 23/03/2025 19:43
EDITORIAL DE JUJUY247.COM

Los argentinos no podemos desprendernos tan facilmente de nuestra historia, y más aún cuando ésta es reciente, tenemos en cada uno de nosotros una memoria a la cual debemos alimentar a diario con las luces y sombras que nos supo legar ese destino que comenzó a escribirse, en lo que muchos consideran como "la noche mas larga y curiosamente, oscura".

Mucho hemos leído, visto y escuchado sobre aquel día que comenzó algo extraño, con una sociedad que se nutría de las tapas de los diarios mas importantes, para enterarse de que algo no estaba bien institucionalmente en el pais, más allá de que desde el fallecimiento de Perón, la política gubernamental de la Nación comenzaba a debatirse entre leales y traidores, el principio del fin estaba consumado. 

El diario de los Mitre "La Nación" tituló: “Las Fuerzas Armadas asumen el poder; detúvose a la Presidente”. Además, en la bajada informaban que se había dejado de lado una propuesta para “no romper el orden institucional”. En tanto, la Presidenta derrocada, María Estela Martínez de Perón, fue traslada al Sur en condición de detenida.

El matutino de Ernestina Herrara de Noble, Clarínesgrimió en su tapa: “Total normalidad. Las Fuerzas Armadas ejercen el Gobierno”. Y un poco más arriba se podía leer que “Tropas ocupaban objetivos en todo el país”. 

La Opinión de Jacobo Timerman, de una fuerte influencia en algunos de los más prominentes sectores intelectuales y progresistas, salió con su tirada a la calle informando que “Gobierna la Junta Militar”. Además, las familias se enteraban de que “Se mantiene hoy el asueto escolar”. 

Ya se sentía en el ambiente de la sociedad, fundamentalmente en las grandes urbes, que el gobierno de María Estela Martínez de Perón (Isabelita) no tenía más remedio que la enfermedad, no se podía obviar que el de "Isabel" era un mandato que no tenía legado ni podía tenerlo nunca, puesto que en su propio gabinete existían mas escollos que caminos transitables.

Y ese legado que no tenía "Isabel", porque Perón así lo dictaminó, fue la mueca que comenzaban a mostrar algunas corporaciones de la época que, agazapándose detrás  de los uniformes militares y tocándo fervientemente las puertas de los cuarteles, en pos de quedarse con el poder total y absoluto del país, complotaban para la salida de "Isabel".

Si bien parece de poco creer que la propia María Estela Martínez de Perón, Vice Presidente en ejercio de la Presidencia de la Nación luego de la muerte de Perón tuviera poco y nada del apoyo del "general" para llevar adelante las riendas del país, según la versión publicada en el libro Doy fe del periodista Heriberto Kahn, un testigo de la época que contaba con fuentes de primer nivel en el radicalismo y la Armada, contó que Perón llamó a su dormitorio al secretario legal y técnico Caraballo para que estudiara la posibilidad de que, luego de su muerte, el poder pasara a manos de Ricardo Balbín.

Perón, siempre tomando como fuente el libro Doy fe de Heriberto Kahn, formalizó este pedido en presencia de "Isabel" y López Rega, la primera permaneció en silencio, el ministro estalló en cólera y el tema quedó en suspenso. 

Las cosas en el país a mediados de los ´70 no estaban bien, Perón conciente de su enfermedad pensaba que su esposa y Vice Presidente no era apta para sucederlo, las críticas a su gestión venían hasta de su propio bando, la JP tenía un reordenamiento plausible luego de que Rodolfo Galimberti fuera destituido, tiempo atrás en Puerta de Hierro por el propio General, de la coducción juvenil del peronismo, sumado a que el propio Perón trató desde el balcón de la casa rosada a los militantes montoneros que estaban abajo en la Plaza de "idiotas útiles" y "mercenarios al servicio del extranjero". Ese mismo día habían aparecido pintadas en paredes del microcentro porteño con consignas contra Perón e Isabel, los acusaban de "vendidos" y "traidores", y colocaron la firma de "Montoneros".  

Ese era el panorama politico y social que venía transitando hasta la muerte de Perón  la Argentina, "Isabel" llegó a la presidencia por sucesión, con un esquema  de ministros y secretarios de estado que no le aseguraban, a ella, una confianza plena y en el medio el asedio casi inquisidor de López Rega. 

El esquema estaba pensado, entonces, para dar el salto y lo que los miliatares llaman, el "golpe de mano", para quedarse con el poder abosoluto que no ostentaba en un todo María Estela Martínez de Perón; nótese que luego de un largo derrotero post muerte de Perón donde la sociedad tenía su día a día con una fragmentación de su economía doméstica, con una inflación en 1975 que fue del 32% al 63% por las medidas del por entonces ministro de economía de "Isabel" Celestino Rodríguez, todo era un coctel muy peligroso para muchos, pero al mismo tiempo atractivo y oportuno para unos pocos. 

Así las cosas, el día anterior al 24 de marzo de 1976, el diario vespertino La Razón advirtió: “Es inminente el final. Todo está dicho”. A las pocas horas, de madrugada, las Fuerzas Armadas tomaban el poder. Comenzaba así la etapa más siniestra de la Argentina, el resto esta en la memoria y es parte de nuestra historia, esa historia que no debemos olvidar y mucho menos desmerecer, porque el olvido vuelve los hechos más lejanos y no en el tiempo, sino en nuestra memoria clolectiva, debemos estar atentos y saber porqué y como llegamos a estos casi cincuenta años de democracia contínua, la que tenemos que cuidar, respetar y congraciarnos con ella. 

 

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